MONTCADA I REIXAC, 1927-2005 Capella

En sus obras, el tratamiento preciso del color y la composición equilibrada de las formas transforman una realidad que, por medio de su mirada serena, deviene silenciosa armonía.

El pintor quería el color como una manera de llegar al latido de las formas humanas dentro de las actividades más simples.

BIOGRAFíA

En la década de los cuarenta inició sus estudios en Llotja. Su primer viaje a París, en 1945, y las posteriores estancias en la capital francesa influyeron decisivamente al perfil de su lenguaje, más cercano al cubismo sintético de Juan Gris que al analítico de Picasso, aunque también con la exquisita figuración lírica de las naturalezas muertas de Braque y, sobre todo, próximo a algunos de los más destacados representantes de la llamada Escuela Española de París, como Bores, Peinado y Vives con quien estuvo en estrecho contacto. La obra de Capella se caracteriza por una sólida estructuración compositiva que se disuelve en un espacio subjetivo intensamente poético. Fue uno de los fundadores del Grupo Tertulia en la década de los 50, ganó el Premio Moncada en 1953, y ha sido miembro del jurado del Premio Nacional de Pintura Juan Ramón Masoliver. El Ayuntamiento le nombró hijo predilecto de Montcada i Reixac en 1997, población que acoge la Fundación Capilla donde se gestiona la obra que Capella cedió al pueblo de la manera más adecuada y con el fin de mantenerla unida y que pueda ser mostrada al público.

JUAN CAPELLA Y LA PERMANENTE VIDA DE SUS CUADROS

por Josep M. Cadena

Como patrón de la fundación que lleva su nombre y divulga su obra, experimento una gran satisfacción por el hecho de que la sala Rusiñol de Sant Cugat inicie el año 2018 con una exposición dedicada a poner de relieve el trabajo pictórico de Joan Capella ( Montcada i Reixac, 1927-2005). Dinamizador de la vida cultural de la población en que nació, y en la que poco antes de morir entregó su obra artística, desde los difíciles años de la posguerra había sido miembro fundador del grupo Tertulia, presidente de la entidad cultural La Unión de Mas Rampinyo y gran impulsor de unos notables cursos de pintura, motivos todos ellos que en 1997 llevaron al municipio a nombrar al pintor Hijo Predilecto de la ciudad.

Pero a la vez que ejercía de promotor en el ámbito público, ponía de manifiesto a través de la propia obra una gran capacidad creativa, siempre rompedora con las imposiciones de la época que le tocó vivir y abierta a las corrientes europeas con los que conectaba . Y una muestra de su excelente labor como pintor es la que ahora aquí se expone.

Si no estoy equivocado, se cumplen cuatro años de la última exposición de Joan Capella que Ignacio y Victoria Cabanas nos dieron la oportunidad de ver en esta misma sala. Y Sant Cugat vuelve a tener ahora la oportunidad -honestament creo que habría que llamarlo privilegio- de relacionarse con la pintura de Joan Capella y captar como en sus cuadros se encuentra la verdad del arte. El pintor se estimaba el color como una manera de llegar al latido de las formas humanas dentro de las actividades más simples. Montcada como núcleo urbano representativo de la sociedad catalana en que se sentía plenamente integrado; las escenas que van desde los desnudos femeninos hasta los encuentros de pareja dentro del entorno familiar; así como los bodegones de frutas y peces, nos explican cómo somos por dentro y cómo nos manifestamos por fuera. Para que la pintura de Joan Capella, aunque los años pasan y él hace ya más de doce que no se encuentra entre nosotros, vive para siempre, tal como muestran sus cuadros, basta mirarlos.

JUAN CAPELLA, QUE AUNA EL ARTE Y EL CIVISMO

por Josep M. Cadena

Nacido en Montcada i Reixac el 27 de octubre de 1927, el pintor Joan Capella siempre se mantuvo fiel a su ciudad -durante años viviría en el popular barrio de Marrampinyo y después, afectado por la edad y las dolencias, lo haría en el núcleo de la población- con un amor más que activo por su entorno y por las personas que en él se encuentran. Y con setenta ocho años, recién cumplidos, moriría el 30 de octubre de 2005 en su propio ambiente de amigos y de conciudadanos. Y es que era, dentro de la singular personalidad que le daba su arte, una persona especial y de las más meritorias que he conocido al servicio de la verdadera cultura, aquella que tiene sus raíces en los sentimientos humanos y desea compensar a los demás de las carencias de ambiente y de las informaciones que le son negadas por la situación en que se viven. Por eso, cuando muy joven aún -sólo tendría dieciocho años- 1945 se integró en un grupo llamado Tertulia, el cual se mantuvo hasta 1957 y ayudó a dinamizar sin lugar partidismo la vida de la población. Cabe recordar que los resultados de una cruenta guerra civil, la cual había afectado a su familia, eran muy visibles, además de angoixadors por el uso sectario que se hacía de ellos, motivos por los que resultaba realmente difícil creer en la concordia y en el respeto a las personas.

Esto ya era un gran mérito, en el que Joan Capella perseveró y que fue motivo para que en 1997, por esta y otras causas, le fuera otorgado el título de Hijo Predilecto de Moncada, resultando así que fuera la primera persona que recibía esta distinción en aquel municipio.

Creo que había que destacar la calidad humana del artista del que ahora la Sala Rusiñol ofrece una exposición. Esta es la última del año 2012 y la primera de 2013, por lo que tiene carácter de homenaje a la figura del pintor Joan Capella como creador que fue y, para quienes no conozcan su obra, descubrirán la importancia creativa y renovadora que tiene su obra, siempre dentro de la figuración, de las formas demasiado encorsetadas entre las que él se vio obligado a manifestarse cuando, en el lejano 1955, participó en la III Bienal Hispanoamericana de Arte del Parque de la Ciutadella de Barcelona -yo, entonces, tenía diecisiete años de edad y hice campana en la escuela para ir a verla, sin fijarme en Capilla pero sí en el Cristo de Port Lligat y en la cesta de pan de Salvador Dalí -, así como después en los Salones de Mayo y en las temporadas de la añorada Sala Syra, aquella que tenía sus locales en el paseo de Gracia-Aragón barcelonés, en los bajos del ahora tan turísstica Casa Batlló.

Escribo de lo que quizás parece muy lejano, pero que fue esencial para que Joan Capella abriera artísticamente a las nuevas situaciones, que le permitieron depurar su estilo y ayudar a otros, amigos y seguidores suyos, a cambiar de acuerdo con los aires de modernidad que representaban las enseñanzas de obras entonces tan silenciadas entre nosotros como las de Cézanne, Picasso, Braque, Palencia y Bores, entre otros. Verdaderamente, se arriesgó a ser aceptado por los que mandaban dentro de las ideas estéticas y, terco, avanzó en la simplificación de las formas y en la amplitud de los contenidos para conseguir hacerse su propio sitio.

Ahora, en la Sala Rusiñol, podemos ver parte de la obra de Capilla que todavía es accesible al público para su adquisición. Porque pocos años antes de morir, el artista dio en Montcada i Reixac gran parte de su obra y una fundación, creada por aquel municipio y que tiene a Jorge Gómez y Ballesta como su director y como patrones a José Corredor-Matheos ya otras personas -yo mismo soy uno- en su consejo directivo, somos los que cuidamos de la obra y organizamos exposiciones y actos de pinturas y dibujos de Capilla en varios lugares. Y también somos los que, con texto de Àlex Mitrani y colaboraciones de Corredor-Matheos, Gómez Ballesta y mía, en 2011 editaremos el libro Joan Capella (1927-2005), la modernidad cercana que la cuenta en sus diferentes épocas y facetas. Personalmente me quedo al margen, pero recomiendo la obra a todos aquellos que sientan curiosidad por saber más de Joan Capella, pues fue, en verdad, importante como artista y como persona y su obra nunca parará de crecer en la apreciamos público .

Obras disponibles

 OLIVOS VIEJOS

Gouache/papel 17×24 cm

LA COPA DE VINO

Óleo/tela 55×46 cm

EL PUERTO

Gouache/papel 35×49 cm