BARCELONA, 1958 Custó
Sus interiores de domicilio invitan a la reflexión y los paisajes se descomponen hasta alcanzar sus formas, colores y movimientos más puros .
Practica una pintura introspectiva y esencialista que enaltece valores como la intimidad, la amistad y la delicadeza.
COINCIDENCIAS DENTRO DE DISPARES CREATIVIDADES
por Josep M. Cadena
Con el adecuado lema Por amor al arte, el matrimonio de pintores formado por Manel Doblas y Pepi Custó nos presentan una doble exposición de cuadros que coincide con dos celebraciones, la de las fiestas de Navidad y de Año Nuevo de esta época del año, y la de que la pareja de autores plásticos ha llegado tanto a los cuarenta años de casados como a las cuatro décadas de ejercicio de carrera artística -hay que destacar que cuando hicieron los 20 años de matrimonio y artistas también lo conmemoraron con una exposición conjunta-. Por lo tanto, hay que dirigir a ambos nuestra más cordial felicitación, y agradecer que nos permitan participar de su efeméride mediante esta muy meritoria muestra de pintura.
Me refiero primero a Manel Doblas Pinto, nacido en Málaga en 1957 y llegado a Cataluña durante su infancia, por razón de que profesionalmente conozco más su obra, habiendo escrito varias veces sobre la misma -así cuando ha expuesto en Barcelona o en esta misma Sala Rusiñol de Sant Cugat-, y tengo más presente su evolución creativa. Su nombre me evoca una serie de lienzos sobre trenes y vías férreas que me impresionaron muy favorablemente cuando los vi por primera vez. Y como no ha abandonado esta temática -me alegro que no lo haya hecho-, debo dejar constancia de que ha crecido en potencia expresiva y capacidad de comunicar ideas relacionadas con el viaje -tanto a nuevos países y paisajes por descubrir como las interioridades de nuestra alma-, el progreso -que debe ser respetuoso con el entorno y dirigido a aumentar el bienestar de las personas- o el sentido último de nuestro camino -a menudo ajetreado pero sin tener claro hacia dónde nos dirigimos – para la vida. E
n cuanto a Pepi Custó Pila (Barcelona, 1958), practica una pintura introspectiva y esencialista que ensalza valores como la intimidad, la amistad y la delicadeza. Sus interiores de domicilio invitan a la reflexión, a la pausa que debe permitir a la mente poner orden a la avalancha de estímulos del exterior. Hay tres amigas que se apoyan unas a otras y contemplan serenas y esperanzadas el futuro que hay más allá de donde la vista y nuestra capacidad de conocimiento llegan. Y los paisajes se descomponen hasta alcanzar sus formas, colores y movimientos más puros.
Dos maneras de hacer y un común y continuado amor al arte.