SANT CUGAT DEL VALLÈS, 1974Ester Pérez Broto
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La obra de Ester Pérez Broto refleja temas universales como la vida, la familia, la convivencia, la compañía, la compasión y el cariño.
Después de muchos años dedicada al retrato fotográfico, ha trasladado a la pintura la parte más conceptual de todas aquellas personas que ha retratado a lo largo de su carrera.
Graduada en Fotografía por el Instituto de Estudios Fotográficos de Cataluña, ha desarrollado su carrera profesional en diversos ámbitos como prensa, moda y publicidad.
En 2003 abrió su propio estudio y galería de fotografía en Sant Cugat del Vallès, especializándose en retrato, fotografía de producto y obra propia para la decoración de espacios.
Entre todas estas disciplinas, el retrato ha sido el que ha marcado su trayectoria y le ha servido como punto de partida en su camino hacia la pintura.
Este recorrido fue reconocido en 2009 cuando fue finalista del Premio Nacional de Fotografía Profesional LUX en la categoría de retrato.
En su búsqueda de un lenguaje más pausado e introspectivo, descubrió en la pintura la herramienta perfecta para desarrollar su propia estética. Sus figuras, con cuerpos voluminosos y manos alargadas, transmiten emociones a través de abrazos, compañía y cariño. La armonía cromática y la presencia de volúmenes son elementos constantes que conectan sus obras, creando un hilo conductor visual y emocional.
Su obra refleja temas universales como la vida, la familia, la convivencia, la compañía, la compasión y el cariño. Aunque somos seres únicos y, en muchos sentidos, extraños unos a otros, todos compartimos un camino común.
Pinta grupos de personajes que se miran entre sí, con cuerpos grandes y manos expresivas, casi siempre en gran formato. Estas escenas, totalmente ficticias e improvisadas de forma intuitiva, sugieren un posible diálogo.
Prefiere la abstracción al realismo, centrándose en la búsqueda del color, la arquitectura de los personajes y la dimensión de la escena para crear un espacio que invite al observador a adentrarse en él.
Tras muchos años dedicada al retrato fotográfico, ha trasladado a la pintura la parte más conceptual de todas aquellas personas que ha retratado a lo largo de su carrera.
La espontaneidad que antes buscaba en la fotografía ha dado paso a la contemplación, la calma y la observación. Ahora, a través de personajes inventados, con trazos ingenuos pero contundentes, crea caras y cuerpos que transmiten cierta conexión e invitan a un diálogo silencioso.
Ha participado en diversas exposiciones colectivas en Barcelona y, en breve, también en Australia. Actualmente, la galería de arte Sala Rusiñol acoge su primera exposición individual, un paso importante en su trayectoria artística.