BARCELONA, 1934 Joan Mas
Sus paisajes, bodegones, figuras y otras composiciones huyen del simple ejercicio naturalista del color para entregarse a una constante y estructurada plasticidad constituida de empastes, calidades y recursos de la materia.
Maestro en el tratamiento de las entonaciones en gris, gracias a su probado amor por ciudades como París o Amsterdam, ha iniciado un buen camino hacia los colores más vivos y en él ha encontrado las actuales y acertadas entonaciones.
BIOGRAFÍA
Nacido en Barcelona en 1934, estudió dibujo en la Escuela de Artes y Oficios Llotja de Barcelona. Se interesó también por otras técnicas como el grabado, la cerámica, el fresco … En 1959 marcha a vivir a París donde en 1968 finalizaría sus estudios de pintura en la École Nationale Supérieure des Beaux Arts, al taller del profesor Roger Chastel. También trabajó el dibujo en la Escuela de la Grande Chaumière de París, donde se respiraba una ambiente alternativo. Allí es relacionó con muchos artistas. Formó parte del Grupo Paseo de Gracia de Barcelona (donde se reunían pintores, periodistas y escritores en torno al bar-restaurante La Puñalada para hablar de exposiciones y de proyectos relativos al arte) desde su fundación, en 1981.
Su primera exposición individual tuvo lugar en Saint-Tropez, en 1962. Desde entonces ha realizado numerosas exposiciones en varios países de Europa (España, Francia, Italia …) y de Estados Unidos. También ha participado en Bienales y Salones Internacionales. Entre los numerosos premios obtenidos podemos citar la Medalla de Oro de Bélgica, de la Académie Européenne des Arts, en 1986. También encontramos obra suya en el Museo de Cuenca, al de Bollène (Francia) y la Fundación Francesc Galí de Palamós .
Sus paisajes, bodegones, figuras y otras composiciones huyen del simple ejercicio naturalista del color para entregarse a una constante y estructurada plasticidad constituida de empastes, calidades y recursos de la materia.
Su pintura tiene como punto de partida un postimpresionismo enamorado de las gamas grises y de las atmósferas húmedas de París. Sin embargo, su estilo asimiló influencias del cubismo, del arte abstracto y de la nueva figuración, alejándose de los dogmas convencionales de la pintura de paisaje para dar vida a un lenguaje notablemente personal.
Joan Mas parece haber recogido la esencia de los ismos. Llega a la síntesis eliminando los paisajes lo que es subsidiario y por eso tenemos la impresión de que sus obras son muy estructuradas y de que en ellas predomina una organización geometrizante. Pero, al mismo tiempo, toda esta búsqueda de las esencias constructivas del paisaje no aleja sus imágenes de una confrontación con la realidad, siempre planteada a sus obras y resuelto con sutiles matizaciones, donde son determinantes los hallazgos postimpresionistas.
Maestro en el tratamiento de las entonaciones en gris, gracias a su probado amor por ciudades como París o Amsterdam, ha iniciado un buen camino hacia los colores más vivos y en él ha encontrado las actuales y acertadas entonaciones. Siempre medido y amante del equilibrio entre las formas y los colores, se ha abierto a unas sensaciones más libres. Del mismo modo que los niños y las niñas que pinta son creativos dentro de las pautas que tienen los juegos, él también ha encontrado unas maneras más libres y activas para representar lo que quiere transmitir con su pintura. Y esto también lo aplica, sin nunca forzar las situaciones, los nuevos paisajes urbanos que ahora presenta.
Como dejó escrito Josep M. Cadena en una de las críticas dedicadas a su obra: (….) A sus cuadros crece el diálogo sereno y razonado, pero nunca falto de pasión. Cruz del todo en lo que hace y es plenamente sincero en la expresión de las emociones. Nunca quiere imponerse, aunque siempre dice su con total convicción. Y acierta.
JOAN MAS, DEL IMPULSO PRIMERO A LA RACIONALIDAD DE LA OBRA
por Josep M. Cadena
El pintor Joan Mas, bien conocido por los habituales de esta Sala Rusiñol, ya que, si mis datos son exactos, expone desde febrero de 1994 -la muestra anterior a ésta fue en octubre de 2008- vuelve a ofrecerles nos un excelente conjunto de cuadros en los que combina visiones de puertos deportivos, poblaciones marineras, escenas de niños que juegan y espacios urbanos, con un claro sentido de equilibrio social y finura espiritual.
Nacido en Barcelona en 1934, desde muy joven sintió la necesidad de la pintura y, decidido a probar por sí mismo y sin ningún tipo de ayuda sus talentos, marchó a París en 1959, ya que la capital de Francia entonces todavía era el epicentro del arte plástico europeo. Luchó y consiguió encontrar en su gris, color de cenizas y de nieblas, pero también de sueños y de primeros contactos con la realidad que rodea a todo ser humano cuando llega al mundo y aprende a mirar, un lenguaje propio.
Consciente de que las apariencias de la Naturaleza en la que pertenecemos ofrecen color para atraer, Joan Mas optó por el gris como síntesis de todas las gamas, convencido de que debía expresar dos ideas fundamentales: la creatividad que espontáneamente se manifiesta en las formas de juego que practican los niños entre ellas y el sentido de unión que la sociedad humana establece en la mayoría de sus realizaciones. Y de este modo, el gris central en el que se mueve se convierte en una especie de espolón cromático, que sin dejar de ser el centro absoluto del razonamiento, nos proyecta armónicamente hacia los cuatro puntos cardinales que se equilibran dentro de cada una de sus obras.
La figuración de Joan Mas responde más al espíritu de las personas y de los ambientes que las rodean que en la materialidad de las figuras y de las cosas. Representa lo que ve, pero lo hace porque siente la proximidad humana en cada acción individual y también en las actividades colectivas. Pintor y también dibujante -muchos de sus cuadros parten del estudio de la línea y de los conjuntos, recogidos en unos dibujos que le conozco y que convendrá que algún día públicas-, se mueve por el impulso de cada momento que encuentra, pero sabe organizar sus sensaciones primeras y desarrollarlas en obras que crecen interiormente y superan ampliamente la temporalidad de los instantes. De ahí que la presente exposición, fiel a su trayectoria, aporta las novedades que siempre emergen de las obras bien pensadas y bien hechas.