BARCELONA, 1940 Laporta
La belleza de las cosas sencillas y el sentido trascendente de las acciones que un día fueron habituales y que ahora parecen sorprendentes, son la base de la pintura de Jaume Laporta.
Las cuerdas mordidas por la salinidad del mar, el óxido del metal, la piel aterciopelada de las frutas y la contundente fuerza del desnudo femenino son protagonistas en su trabajo.
BIOGRAFÍA
Nacido en Barcelona en 1940, su precoz capacidad para el dibujo orienta su vocación y los estudios hacia el mundo de las artes plásticas. Cursó estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes de Barcelona, de donde es licenciado en la especialidad de Pintura. Conceptualmente la opción plástica que practica en salir de la Escuela y durante años, viene dada por los referentes culturales dominantes de la época: Picasso, el cubismo, la abstracción, Nonell … y, sobre todo, en descubrir el potente mundo formal del escultor Henry Moore. A lo largo de unos años compagina pintura y escultura dentro de una figuración donde pretende que, distorsionando la forma de la realidad y con mucho acento en la carga compositiva, la obra sea más expresiva y sugerente. Opción que, posteriormente, cambiará de orientación. Asimismo, se incorpora a la docencia como profesor Agregado de Dibujo en un instituto de Sevilla y posteriormente, por oposición, accede a Cátedra en la ciudad de Barcelona. Alrededor de 1980, hace un cambio en el estilo y recupera en sus obras un realismo más naturalista. Ininterrumpidamente, ha estado realizando una extensa actividad en la pintura, el grabado y la litografía, con exposiciones individuales y colectivas dentro y fuera del país. Sus trabajos pictóricos están repartidos por colecciones privadas y públicas.
JAUME LAPORTA, ARQUITECTO DE LA PLÁSTICA QUE PERDURA
por Josep M. Cadena
La belleza de las cosas sencillas y el sentido trascendente de las acciones que un día fueron habituales y que ahora parecen sorprendentes -por ejemplo, las manos de una mujer que cose o las cuerdas con nudos de una barca que, situada sobre la arena , orilla del mar, descansa de las pesadas tareas de la pesca- son la base de la pintura de Jaume Laporta. Por eso las menciono en primer lugar, pero a continuación tengo que decir que no son todas, ya que él es artista de amplio registro, de ambición siempre abierta a querer explicar el mundo en que nos movemos y, incluso, el universo que nos rodea. Y lo hace con decidida voluntad realista; es decir, diciendo las cosas como las vemos en sus formas externas, pero también como actúan en el amplio mundo en el que el pasado, el presente y la voluntad de futuro se juntan para crear conciencias relacionadas con los sitios de los que venimos, lo que somos porque así lo establecen nuestras particulares circunstancias y lo que, especialmente, creemos que podríamos llegar a ser. Porque en este agarre a la realidad que hay en los aspectos formales de los cuadros de Jaume Laporta emerge, siempre potente, la inquietud de ir siempre más allá que define el sentido creativo dentro del arte.
Tengo la satisfacción de poder decir que ya llevo varios años acompañando a Jaume Laporta en diversas exposiciones y que, incluso, soy el autor del texto de un libro sobre él titulado Laporta, la dinámica de la belleza. Por eso creo que puedo afirmar que es un artista firmemente arraigado en nuestra tierra, por lo que su mirada, siempre situada en un más allá trascendente, nos sitúa en la exigencia siempre positiva de una mejor manera de entender lo que colectivamente podemos ser si juntamos esfuerzos y unimos voluntades.
Las cuerdas mordidas por la salinidad del mar y la yema del metal que vemos en algunos de sus cuadros, nos llevan a la piel aterciopelada de las frutas ya la contundente fuerza del desnudo femenino, que en el gozo de descanso nos estimula a seguir luchando por un mejor porvenir.
Llamo la atención sobre la amplia y firme base del dibujo que hay en toda la obra de Jaume Laporta. Como dibujante es un maestro seguro, que construye para todos nosotros y también para él mismo el gran edificio, moral y material a la vez, de la plástica que perdura.