LES, 1966 Menchu Uroz

En la obra de Menchu Uroz, la fusión entre la naturaleza y la figura femenina se manifiesta en una narrativa visual que combina la realidad con los sueños.
A través de técnicas mixtas y uso de soportes tradicionales y reciclados, crea composiciones que invitan a la reflexión sobre los momentos de luz y las conexiones entre los personajes y su entorno.
Menchu Uroz es licenciada en Bellas Artes por la Facultad de Sant Jordi de Barcelona con especialidad en Restauración. Además de dedicarse desde hace años a la pintura, ha realizado incursiones en la restauración de pintura mural, en la publicidad y en la docencia artística.
Recibió el primer premio de arte «El Flechazo 2022» en la feria de arte contemporáneo FLECHA. Realizó un curso impartido por Antonio López, cátedra Francisco de Goya en Ávila. Una obra suya fue adquirida para la colección permanente en el Museo del Palacio Ducal de Medinaceli en Soria.
En los últimos años ha expuesto en galerías, museos y espacios de arte en exposiciones individuales y colectivas como: galería de arte Sara Caso en Madrid, galería Espai 36 en Zamora, colectiva en la Fundación DEARTE en el Museo del Palacio Ducal de Medinaceli en Soria (imagen de la portada del catálogo), galería en Madrid NB7 en Madrid, galería Maes en Madrid, Sala Alta del Real Casino de Murcia, galería Monsequi en Madrid, galería Espai Cavallers de Lleida, L’Arcada galería de arte en Blanes, colectiva en la galería Porto con la galería Espai 36 en Portugal, Sala de exposiciones en Miranda do Douro en Portugal, colectiva en la Fundación Aguirre Newman en Madrid, Sala de exposiciones del Ayuntamiento de Toledo, Sala Murillo de Oviedo, galería La Ribera de Murcia.
También ha participado en ferias de arte nacionales e internacionales entre las que destacan Art Madrid en las últimas ediciones en el Palacio de Correos de Cibeles, FLECHA, Estampa, AAF Hamburgo, ST-ART Estrasburgo, New Art Fair, feria de arte en Vierheim de Alemania, Casa Decor en Madrid, Rodarte en Madrid, Arcale Palma de Mallorca y Bilbao en varias ediciones.
Desde la infancia sintió esta pasión por expresarse con un lápiz o un pincel, y así llegó a formarse en Bellas Artes en Barcelona con el impulso de sus padres. Unos años después se trasladó a Madrid, donde actualmente reside.
Los elementos característicos de su trabajo son la naturaleza y el ser humano. Las figuras suelen ser mujeres que plasma desde su visión femenina, inspirándose en su entorno.
El estilo es figurativo, nutriéndose de la intuición y el juego, combinando lo real con lo imposible y experimentando con diversas técnicas. En la misma obra juega con el óleo, el acrílico, el collage, las ceras, los aerosoles o el carboncillo.
En cuanto a los soportes, utiliza los tradicionales como el lienzo y la madera, aunque también recicla maderas que gracias a sus nudos, desgarros y grietas la guían en la disposición.
En la composición crea secuencias que se desarrollan en paisajes en los que los personajes parecen observar algo que sucede a su alrededor, capturados en instantes de luz.
En su constante aprendizaje, explora el equilibrio y la armonía entre la forma y el color, investigando la interacción entre la luz, la sombra y el conjunto.
MENCHU UROZ «Donde habito»
por Isabel Gutiérrez, artista
Conocí la obra de Menchu Uroz en una exposición que presentó en Madrid, en 2021. Aquellas imágenes, ambientadas en museos, llenas de magia y buen hacer, entraron por mi retina y se alojaron en mi memoria afectiva desde la primera mirada.
En los siguientes años he seguido de cerca su trayectoria, coincidiendo en diversas Ferias de Arte, asistiendo a sus exposiciones y manteniendo interesantes conversaciones sobre nuestros procesos de creación. He seguido paso a paso cada una de sus magistrales series, y he disfrutado de las incontables delicias visuales que nos regala en cada nueva obra. Por ello, es un placer estar hoy con vosotros a través de mis palabras, que intentarán adentraros en el universo de sus cuadros.
La serie que presenta Menchu en esta exposición es la continuidad de sus últimas temáticas: paisajes que recrean momentos y vivencias en diferentes ciudades o espacios imaginarios. En ellos combina admirablemente elementos y construcciones de la realidad con ensoñaciones surgidas de la naturaleza y de los objetos.
Para conseguir estos particulares ambientes, Menchu resuelve sus espacios con gamas de color poco saturadas, animadas por suaves azules, violetas, verdes, ocres y blancos. Pequeñas superficies de color más vivo realzan la ligereza del espacio circundante. Respetuosa con los cánones clásicos de la perspectiva, juega al mismo tiempo con montajes espaciales más libres, a modo de collage visual, que invitan a imaginar paisajes oníricos e incorpóreos. Emplea una técnica poco matérica, a base de tonos velados de óleo, que contribuyen a la sensación visual de transparencia y ensoñación.
Es de destacar la combinación entre los fondos de sus cuadros, que juegan con la abstracción, y los personajes, de apariencia figurativa, situados estratégicamente para centrar la mirada del observador.
Con un juego entre la planificación y la improvisación, Menchu crea unas líneas maestras de recorrido visual, que acompañan a la vista imperceptiblemente por toda la superficie del cuadro.
Los personajes que Menchu retrata viven y dejan vivir, observan, reflexionan, leen, juegan, se relajan, se asombran, respetando siempre la presencia y la libertad de movimiento de los allegados y los desconocidos. Son viajeros, deportistas, turistas, familias, algún despistado, todos intentando a su manera disfrutar de los paisajes que habitan.
En algunas de sus composiciones podemos ver figuras tocando suavemente esferas de luz suspendidas en el espacio, que parecen adquirir corporeidad precisamente por ese contacto. Creo que Menchu quiere simbolizar a través de estos cuerpos de luz, de estas esferas, que debemos cuidar y guardar como un tesoro las experiencias y sentimientos más puros y valiosos de nuestra vida en nuestra “esfera-corazón” particular. Menchu deja en suspensión muchas otras esferas en busca de su humano, por lo que presumo que nos anima a entrar en sus cuadros para alcanzar cada uno nuestra propia esfera, y guardar en ella lo mejor de nosotros mismos.
En otras obras comparte con nosotros diferentes vistas de conjuntos arquitectónicos de exquisita elegancia, que ella misma ha descubierto y disfrutado previamente, como la Casa Batlló, las chimeneas del edificio de La Pedrera, el Monasterio de San Cugat, las recreaciones de los leones alados del Parc de la Ciutadella de Barcelona, o el Palacio de Cristal de Madrid, siempre apuntalados con la mirada de sus característicos personajes.
Todo en la obra de nuestra artista alude al respeto por la conservación del espacio que habitamos, a la introspección y a la empatía entre los seres humanos.
Adentrémonos, pues, en los espacios habitados de Menchu, como Alicia hizo con el espejo, y situémonos silenciosamente al lado de sus personajes soñadores, dejando transcurrir el tiempo para intentar, como ellos, encontrar el secreto de nuestra propia identidad.