SABADELL, 1945 Torrecilla

Obra realizada dentro de los cánones más complejos del realismo naturalista, busca la parte más estética de la pintura.

A través de las hierbas de margen y de la Naturaleza en constante lucha para defender y mantener la vida de las cosas pequeñas, nos cuenta la fuerza de lo que es la razón suprema de vivir.

BIOGRAFÍA

Desde muy pronto mostró su inclinación hacia la manifestación artística, y fue la pintura su medio predilecto de expresión. Inició su camino artístico de la mano de Jaume Mercadé y realizó posteriormente estudios de dibujo y pintura con los maestros A.Ribera, Alfons Gubern y M. Rallo. En 1963 ingresó en la Escuela Massana donde consiguió premio y beca por el primer curso de Artes Aplicadas. Se graduó en 1968. Ha participado en numerosas exposiciones colectivas consiguiendo varios premios. Ha realizado exposiciones personales en Cataluña y Francia. Su obra forma parte de colecciones particulares de diferentes países. En sus cuadros Torrecilla nos cuenta, a través de las hierbas de margen, de la naturaleza en constante lucha para defender y mantener la vida de las cosas pequeñas, la fuerza de lo que es la razón suprema de vivir. Pintor del detalle natural, sabe captar la intensa vida de lo que es pequeño en apariencia. Obra realizada dentro de los cánones más complejos del realismo naturalista, busca la parte más estética de la pintura, donde el color juega un papel tan fundamental como el trazo, el dibujo o el motivo, poniendo el contrapunto al ritmo de la forma.

LA CONSCIENTE Y SEGURA ASCENSIÓN DE MIQUEL TORRECILLA

por Josep M. Cadena

No es precisamente ayer y, aunque la fecha nos puede parecer a todos demasiado lejana, tengo muy presente y de una manera diáfana, que fue a principios de 1987 cuando vi por primera vez obra pictórica de Miguel Torrecilla. Él ya venía de antes pero yo, como crítico de arte, no sabía nada de él -pido perdón, si es necesario- hasta ese año. Fue, creo, estoy seguro, en la galería Subex de Barcelona, ​​especializada en obras de carácter figurativo, pero con voluntad de que las mismas cuenten sentimientos humanos a través de la representación, lo más precisa posible, del entorno en el que todos nos movemos. Y eso es lo que hacía Torrecilla, dedicado a contarnos a través de las hierbas de margen, de la Naturaleza en constante lucha para defender y mantener la vida de las cosas pequeñas, la fuerza de lo que es la razón suprema de vivir.

Torrecilla hacía entonces de entomólogo de la pintura, de herborista del arte, de persona que iba con la cabeza baja en sentido creativo, no abrumado por las circunstancias adversas de la existencia, sino con voluntad de encontrar una sublimación del hecho natural y, sólo en apariencia, sin ningún objeto supremo.

He conocido pintores que miran hacia arriba, hacia la lejanía del horizonte; otros que tienen los ojos a ras de suelo y que captan lo que ven con la mejor perfección posible; y también unos de terceros que todo lo tragan, que degluten la realidad y la hacen suya a base de sentir que pertenecen a la misma. Son maneras de sentir que, junto a otros que existen pero que si las cuento me alejo de lo que ahora deseo explicar, resultan perfectamente válidas y que hay que defender. Pero Miguel Torrecilla pertenecía a las tres a la vez y otros que entonces aún no podría precisar y que ahora definiría como voluntad de renacer, de superar problemas propios llevados por la propia existencia y con sentido creativo hacia el prójimo, que no tenía ninguna culpa del que le pasaba al artista.

He seguido a Miguel Torrecilla desde hace más de veinte años y he escrito notas cortas y otras más largas -soy crítico que busca más la concreción que la difusión- sobre la evolución de su obra. Porque el artista, poco a poco, de una manera natural, ha cambiado el alcance de su mirada. Los ojos, que se hundían hacia la tierra, que analizaban unos pocos palmos cuadrados de margen de campo, han subido hasta alcanzarr granparte del horizonte. Él es el mismo en el sentido de observar su entorno, de buscar y encontrar lo que más nos representa a todos nosotros, pero dispone de una visión creativa más abierta, más amplia y más decidida a encontrar nuevos motivos de existencia.

Creo que el pintor ha evolucionada en positivo desde que conocí lo que para mí era un excelente Comienzo de super obra. El encontré Cuando, sin yo saberlo -entonces nunca Había hablado con el Y luego el he hecho muy poco y lo siento- evolucionaba de forma positiva en super forma de manifestarse. Creía que debía mantenerse cerrado en él mismo, pero se abrió a los mañana de una manera natural. Tímido, con precauciones, herido y con voluntad de curarse, creativo sin impaciencia, pausado y constante, seguro Dentro de los constantes dudas … En resumen, dispuesta a ser artista para el Y para los mañana como, pasados ​​los años y después de una siempre Creciente trayectoria, demostró ser

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