Quien haya conocido el Valle de Bianya (Gerona) ya conoce a Miquel Vilar; quien ve a Miquel Vilar (y/o su obra «Dentro de un sueño») ya está «viendo» el Valle de Bianya (su lugar de origen), con todos sus privilegios: belleza, tonos suaves, horizontes abiertos, junto con la sencillez y el sosiego de lo rural. «El arte es el reflejo del alma», nos ha dicho el pintor. Vale la pena conocer al «artífice» de este «arte»…
«Como persona, Miquel Vilar nos aparece igual a lo que nos ofrece. No quiere hacer ningún tipo de ruido y nos habla en voz baja, pero con firmeza (…). Sabe que éstos son tiempos de turbulencias y preocupaciones, pero quiere ofrecernos otras pautas que nos sirvan para superar la crisis de valores» (de la reseña escrita por Josep Mª Cadena).
Miquel Vilar es presentado por Ignasi Cabanas. Pintor joven, de aspecto muy joven, pero veterano, es la segunda vez que expone en la Sala Rusiñol. Entre exposición y exposición, sin despegarse de su estilo (diríamos que le es congénito) ha ido experimentando temas y tonos diversos. «En esta colección observamos una variedad muy interesante».
Josep Mª Cadena confiesa su personal sensación, al entrar en la Sala Rusiñol, de haber pasado del bullicio callejero a la tranquilidad que nos da el arte y la reflexión. Así es la vida misma de Miquel Vilar: «El pintor es de una tierra de convulsiones y ebulliciones, tierra de volcanes. Pero su pintura -con sus tonos suaves y tostados- muestra que el hombre puede «andar» en esas mismas tierras. Olot se ha vestido con los amarillos y con los tostados de una orografía que antaño fue lava» .
Según Josep Mª Cadena, «Miquel Vilar se confiesa autodidacta: no ha ido a una escuela. Pero ha tenido una maestría en la vida. Es un hombre que se fija en -y se da cuenta de- las bellezas: nos las presenta de manera que nos inducen a una paz interior. En el mundo pasan cosas que se pueden resumir en cielos azules, montañas de suave ascenso, pueblos que se ven lejos, grandes extensión de mar, olas que llegan de manera mansa…».
Una recomendación de Cadena: «Deseo que contemplen los cuadros de Miquel Vilar con el tranquilo sentido de la profundidad. Si quieren, se pueden posar en ellos con la mirada y sentirse abrigados por ellos, sin notar nunca el sol que pica o el viento que sopla. Sirven para saber cómo somos, pero, especialmente, para sentirnos en tránsito hacia nuevas y mejores situaciones».
Tuvo razón Ignasi Cabanas al presentar a Miquel Vilar como «un hombre de éxito, pero, a la vez, sencillo y humilde». Apenas se atrevió a expresar unas pocas y tímidas palabras de sincero agradecimiento. Afortunadamente vino el turno de preguntas de los asistentes: – «Es una pintura bonita que no cansa mirar. ¿Es un reflejo de su carácter?». Él respondió: «La pintura siempre es un reflejo del carácter».
– «Tu estilo, ¿ha sido siempre así?». MV: «Comencé con lo figurativo y experimentando el arte contemporáneo. Pero en los últimos diez años he experimentado el paisajismo». – «En Olot, ¿hay más montañas?». MV: «Me gustan los temas abiertos: el Empordà, el Pla de l’Estany (…). Es lo que me sale, es la atmósfera que he vivido».
En la Sala Rusiñol nunca termina una inauguración sin la emoción de la nota de arte firmada por el autor que inaugura, sorteada entre los asistentes al acto. Marta fue requerida de entre el público como «mano inocente»; Elena -amiga suya- fue la afortunada.
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