La inauguración de la exposición de Miquel Cabanas i Alibau —presidida por el Alcalde de Sant Cugat— era uno de los acontecimientos más esperados de los 25 AÑOS de la Sala Rusiñol. Ha sido como un sumergirnos en nuestras raíces familiares y artísticas. La muestra ha puesto de manifiesto la doble faceta del homenajeado: pintura y poesía. En la imagen vemos el autorretrato de Miquel Cabanas y a su hijo Ignasi con un amigo de la familia.
Esta vez, la ausencia del pintor —difunto el año 1995— fue rellenada por su hijo, Ignasi Cabanas, director de la Sala Rusiñol. Aquí le vemos siendo entrevistado por Joseph Hostench para el perfil rápido «4 apuntes de… Ignasi Cabanas». Tras este perfil, a lo largo de los próximos meses, también os presentaremos de cerca al resto de los componentes de la Sala Rusiñol: Victòria, Carme, Sofia y…, finalmente, como invitado especial, el «Perfil grueso de … Josep Mª Cadena».
Aparte de sus propias obras, la exposición-homenaje de Miquel Cabanas ofrece un aliciente especial: la preparación y el montaje —muy ingenioso— con que la familia ha dispuesto la muestra de su abuelo Miquel. Por ejemplo —tal como vemos en esta foto— grabados sobre madera y soportados en unos originales displays de metacrilato, tenemos al alcance de la mano una selección de dibujos del artista.
En primer plano, los dos hijos Cabanas: Frederic e Ignasi. Detrás apreciamos otros dos elementos impresionantes del montaje. A la izquierda de ellos, enmarcadas y distribuidas en la pared, un conjunto de paletas de colores usadas por el pintor. En la pared del fondo, a manera de gran mural, un cuadro de Miquel ampliado hasta ocupar el espacio entero.
Ignasi presenta la exposición de su padre y nos revela algunos detalles. «Mi padre promovió la Sala Rusiñol. Son 25 años de galería; exponemos 25 cuadros suyos. Representan una etapa de su vida: desde el 19 de marzo del ’74, fecha en la que sufrió un ictus. A la vez que lo dejó parcialmente impedido —aunque se fue recuperando—, el ictus lo liberó de las tareas cotidianas y se pudo dedicar a pintar y escribir. Primeramente usó el óleo, pero después se decantó por el acrílico, porque le era más práctico. Era rápido pintando. Si «veía» la idea, comenzaba y no paraba. A veces se olvidaba de comer…».
Josep Mª Cadena destacó el espíritu, la dedicación y la voluntad de participación que manifiesta esta muestra. Haciendo mención de los miembros de la familia Cabanas y del equipo de la galería, alabó la vitalidad de la Sala Rusiñol: «Esto va creciendo justamente en una época tildada de crisis». Y si bien «las cosas se hicieron en un momento dado, es importante que después quede constancia de ello», y esto es lo que hace esta exposición de Miquel Cabanas, preparada con tanto cuidado por su propia familia. «¡Señor Alcalde: en estos 25 años, Sant Cugat ha salido ganando!».
Frederic Cabanas nos expuso el estado del proyecto de la Fundación y Museo Cabanas que acogerá una exposición permanente de Miquel Cabanas y otras actividades. «Yo ya había hablado de ello con mi padre: sin él no habría sido posible este proyecto». Hace años que empezaron las obras de rehabilitación del edificio modernista que será la sede de este espacio cultural (al lado de la Sala Rusiñol). Parecía que todo iría rápido, pero… finalmente, la fecha propuesta para la inauguración del museo es ¡el once del once del dos mil once!
El Honorable Sr. Lluís Recoder i Miralles —como Alcalde que todavía era de la ciudad— quiso rendir homenaje a la Sala Rusiñol: «Se ha dicho que Sant Cugat es tierra de artistas. ¡Tiene muchas galerías de arte! La Sala Rusiñol es especial por su dinamismo (…). Esta exposición está muy bien. Primero, por el pintor, Miquel Cabanas, del cual tenemos un cuadro en el Ayuntamiento. Segundo: viendo cómo habéis preparado la exposición del abuelo, se nota que esta familia tiene continuidad. Tercero: la Sala tiene una línea definida, unos pintores de gran calidad y muy fieles, y un público muy y muy fiel, que trasciende la simple relación de galerista-cliente: es una relación muy amistosa y cercana».
El Honorable Sr. Recoder nos garantizó su asistencia —¡ya le hemos invitado!— el día 13 de mayo del 2011, a la celebración de los 25 años de la Sala. «Pero, por si acaso no pudiera venir, ahora os dejo un recuerdo: desde el Ayuntamiento os regalamos un trozo de nuestra «joya», el Monestir. No podemos regalar piedras del Monestir, pero sí que os podemos regalar un «capitel» con esta dedicatoria: Por vuestros 25 años y por esta larga travesía (dado en Sant Cugat, a 17 de diciembre del 2010).
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