MATIAN, 1953 Luis Pardo

El artista ha entendido perfectamente que el mar, a menudo, es un espejo de nosotros mismos.

Luis Pardo, que domina la pincelada exacta, sabe que el mar es riqueza sin fin de movimiento y color.

EL MAR SOÑADO DE LUIS PARDO

por Josep M. Cadena

Luis Pardo (Matiana, Granada, 1953) es andaluz de nacimiento y valenciano de adopción. La luz le ha acompañado siempre, y él, en su periplo vital, al igual que los ríos que vienen al mundo y borbollegen por primera vez en Sierra Nevada, ha ido en busca del mar. Ahora, en la sala Rusiñol de Sant Cugat, expone, bajo el título Sueños de mar, unos cuadros que dan fe del feliz encuentro pictórico entre la luminosidad proveniente del antiguo Al-Andalus y las aguas que conforman el Mare Nostrum.

El artista ha entendido perfectamente que el mar, a menudo, es un espejo de nosotros mismos. Y así, contemplamos superficies líquidas en estado de quietud, que recuerdan los momentos en que todo funciona dentro de nosotros y estamos en paz con el entorno, o bien escenas tormentosas, en la que se impone la agitación y la violencia desatada. El astro sol, en forma de gran ojo, es protagonista impertérrito de estos cambios de humor en el que las olas pasan con facilidad de suaves caricias que acunan a latigazos furiosas que castigan.

A la vez, el mar es un territorio colonizado por el hombre. Las barcas de pesca están dispuestas a desafiar las condiciones atmosféricas más adversas a cambio de llevarse el rico tesoro de la fauna marina. Los veleros de competición, diseñados para la velocidad, utilizan el elemento acuoso para sus carreras competitivas. Los yates de recreo circulan por la carretera líquida y hacen parada en las calas de difícil acceso por tierra. Las escolleras y los diques se adentran en el agua para doblar su fuerza.

Luis Pardo, que domina la pincelada exacta, sabe que el mar es riqueza sin fin de movimiento y color. También era consciente Joan Maragall cuando decía: Hoy el mar tiene veintidós ocho colores, / y todo está curva, el cielo y el agua: / el cielo, brillante y azul; el viento, furioso, / hay escotona las nubes y los persigue. / Hace volar banderas y blancuras, / retuerce y esbulla los árboles con gran saña: / todo son gritos y ruido y brillos, / con un roce y un meneos que asusta. El poeta alabó la belleza marina ilimitada en sus versos, y el pintor lo hace en sus telas, que recomiendo vivamente.

Exposiciones

LUIS PARDO

«SUEÑOS DE MAR»