BARCELONA, 1937 Mangot
Describe con acierto y valentía diversos aspectos de la ciudad, con novedosos enfoques que tienen un cierto sentido cinematográfico sin nunca huir de la realidad.
Cree en lo que hace y lo comunica con sencillez, siempre dispuesta a participar con alegría y hacer de cada situación un hecho positivo.
BIOGRAFÍA
Estudió Magisterio, profesión que ejerció durante unos años, pero se dio cuenta del desasosiego que le provoca la emoción, y el Arte será el medio con el que su sentimiento tomará forma, y la mancha y el pincel la estructura de un instante sentido. En la Escuela Massana conoció las técnicas del dibujo, pintura, mosaico, estampación, vidriera y grabado. En 1976 obtuvo el título de Técnico en Pintura Mural en LLotja de Barcelona.
Desde entonces ejerce una intensa labor artística exponiendo en diferentes ciudades de España e Italia. También en Ginebra y Nueva York. En 1983 ganó el Premio de Pintura Maria Trias en su XXIII edición del Ciudad de Palamós y en 1989 el Premio de Honor con Paleta de Plata a la XXII edición del Concurso Internacional de Pintura de la Fundación Margarita Marsà, otorgado por el Ayuntamiento de Palamós, Girona. La Generalidad de Cataluña le patrocinó, en 1988 una exposición Homenaje a Gaudí con el catálogo Mangot pinta Gaudí, que el 24 de enero de 1994 fue incluido en el Museo The Hispanic Society of America, por Gerald J. Mac Donald, conservador de libros modernos, y el 5 de agosto de ese mismo año en el Museum s Library del Metropolitan Museum Art de Nueva York, para Doralyn S. Pines Chief Librarian y Thomas J. Watson, Library.
MANGOT Y EL SENTIDO POSITIVO DE SU PINTURA
por Josep M. Cadena
La pintura de Mangot es colorista de dentro hacia fuera; es decir, el color lo lleva ella y lo proyecta sobre las personas y las cosas que intensamente estima. Pinta muy en relación con su entorno, pero no se cierra nunca en él, sino que lo saca y lo hace participativo en relación a todas las gracias que encuentra a su paso. Es como una especie de vidriera que recibe la luz y la hace suya al transformarla cuando pasa por ella y se impregna de sus muy diversas facetas. O como el quebradizo con lo Antoni Gaudí -ella estima la obra del hombre entero que fue el arquitecto, interesado en todos los aspectos de la creación divina, que él quería exaltar y difundirlas hizo la espuma de las onduladas olas de sus bancos en el parque Güell de Barcelona, que con tanta devoción y entrega ha pintado.
Sigo la obra de Mangot -Montserrat Padrós Mangot a la vida civil, aunque como pintora utiliza el apellido materno- desde hace años. Pienso que fue en marzo de 1993 cuando la descubrí en la que fue la Sala Llorens, desde hace años desaparecida y con el entorno urbano ahora muy cambiado, en la calle Rosselló, casi haciendo esquina con el Paseo de Gracia, de Barcelona . Ella, a pesar de su juventud, ya llevaba años de práctica artística y se veía que tenía capacidad expresiva. Describía con acierto y valentía diversos aspectos de la ciudad, con novedosos enfoques que tenían un cierto sentido cinematográfico sin nunca huir de la realidad. Me gustó, lo escribí y desde entonces lo he seguido con evidente satisfacción ante una obra cada vez más completa y que se abría paso por ella misma.
Pienso que ahora Mangot se encuentra en el momento dulce de expresar todo lo que ha sentido en relación con su amplio entorno. Dispone de un buen bagaje de emociones y sabe comunicarse de una manera que, sin dejar de ser amable, procura decir las verdades a las que ella siempre es fiel. Cree en lo que hace y lo comunica con sencillez, siempre dispuesta a participar con alegría y hacer de cada situación un hecho positivo.
Mangot mira y se fija como miran los demás. Cuando describe personas debemos fijarnos en los ojos de cada una de ellas -hombres, mujeres, niños y niñas- porque sabe introducirse en sus respectivas personalidades y con su mirada de artista -aquella que no se ve, pero que es el motivo de todo lo que pasa en sus cuadros- ayuda a su perfeccionamiento. Por ello, en una exposición de Mangot como ésta de ahora, es factible sentir como todo mejora cuando hay unos ojos que saben ver todo lo que hay de noble entre nosotros.