BARCELONA, 1916 – SANT CUGAT DEL VALLÈS, 1995 Miquel Cabanas

Siempre acertó a encontrar con su pincel los colores del cielo y de las nubes así como la finura del aire que con agradecimiento respiraba, y que inspiraban su poesía pictórica y literaria.

En su pintura empleó la naturaleza como fuente constante de inspiración, rehuyendo los estilos rebuscados, y se sirvió de técnicas al óleo, barnices y pigmentos mixtos.

BIOGRAFÍA

LA FAMILIA

Miquel Cabanas Alibau nació en Barcelona, ​​en Santos, el 10 de septiembre de 1916, en la casa donde vivían los abuelos y los padres. A la edad, sin embargo, de seis años se trasladó a Sant Cugat del Vallès.
Eran cinco hermanos, y él era el más pequeño de los tres chicos: Joan, mecánico y fotógrafo; Francisco, pintor y escritor -narrador y dramaturgo; Matilde, profesora de corte y confección; Montserrat, entendida en fotografía y poeta; y Miquel, pintor y poeta.
Su padre, Frederic Cabanas y Sierra, de Sallent, era un inteligente e ingenioso mecánico inventor, director y encargado de una fábrica textil de lana. Su madre, Rosa Alibau y Capdevila, de Santos, era planchadora y fue una gran madre.

 PRIMEROS ESTUDIOS 

A los trece años, en 1929, entra de aprendiz en el taller de pintura de Antoni Petit Marsal, con razón social en Barcelona y Sant Cugat del Vallès, y los catorce años participa en la Primera Exposición de Arte Local celebrada en Sant Cugat, que había sido organizada por sus hermanos Juan y Francisco.
Asiste durante tres cursos, de 1930 a 1933, en la Escuela de Maestros Pintores de Barcelona y obtiene durante tres años seguidos el Primer Premio de Decoración. Asimismo, gana un concurso de carteles contra accidentes, organizado por la misma Escuela y, en 1934, resulta ganador del concurso de carteles Feria y Fiestas de Sant Cugat.

JUVENTUD

En estos años de juventud compagina su vocación artística con su actividad a la Colla de Bastoners, su participación como actor de teatro y su afección al ciclismo: todos estos aspectos son muy característicos del clima cultural de la Cataluña renaciendo, donde la sociedad civil tiene un fuerte empuje en la recuperación de todos los aspectos de la tradición y la difusión de todas las nuevas formas del deporte, desde las más populares (como el ciclismo) hasta la introducción del automovilismo y la aviación.

LA GUERRA

Del 1934 a 1936 es alumno de la Academia Baixas y de la Llotja de Barcelona, ​​unos cursos que debe interrumpir a raíz del estallido de la Guerra Civil. Lucha junto a la República y se encuentra en el frente de Madrid, como algunos poemas testimonian. Otros también nos cuentan que en 1939 se va al exilio hacia Francia y es internado en los campos de refugiados de Saint-Cyprien.

VUELTA A CASA

En 1942, entra de oficial en el taller de carteles y decoración de Joan Queralt Oliva, en Barcelona, ​​y en 1943 se establece como pintor decorador en Sant Cugat del Vallès, donde se convierte con el paso de los años lo que se dice con todo el afecto una institución ciudadana, tanto en su faceta profesional de empresario como en el ejercicio de su vocación artística y literaria.

LOS HIJOS

En 1951 se casa con Adelina Castells Fàbregas, una chica hermosa, sensible, artista y campesina de corazón. Tendrán tres hijos: Ignacio, pintor, delineante, y director de la galería Sala Rusiñol, de Sant Cugat; Federico, artista innato, selecto y genial, pintor y músico de vocación; y María Rosa, fundadora del jardín de infancia Niña, del mismo Sant Cugat.

EL PROFESOR

Colabora en la fundación de la agrupación Estudio de Arte, de la que fue sub-presidente hasta su fusión con Amigos de Sant Cugat. En 1970 y durante muchos años ejerce de profesor de pintura en la Escuela Municipal de Bellas Artes de Sant Cugat del Vallès. Asimismo es significado maestro de taller, técnico de procedimientos pictóricos de la Escuela Internacional de Pintura Mural Miquel Farré, de Sant Cugat, hasta su disolución.

EL EMPRESARIO-EL ARTISTA

A lo largo de estos años, mientras Sant Cugat era un pueblo privilegiado, Miquel Cabanas fue significado empresario de su taller de pintura y decoración: pintó cocinas, puertas y paredes, fábricas, colegios, edificios de todo tipo, fachadas, rótulos , matrículas, cuadros de bicicleta con los fileteados de antes … y sólo en horas libres pintaba paisajes, bodegones, flores: su obsesión y gran vocación. Seducido por la afección a la poesía, a ratos escribía versos de secuencias de su entorno, que su corazón noble y emotivo no podía eludir, ni su espíritu ávido siempre de volar talmente golondrinas.

EL ACCIDENTE CEREBRAL

Todo ello hasta 1974. Cuando estaba pintando unos letreros fuera de su taller, sufrió una embolia cerebral. Fue trasladado con toda urgencia a la Clínica San José de Barcelona. Y pronto se le paralizaron el brazo y la pierna izquierdos. Fue sometido a una intervención quirúrgica por el doctor Adolfo Ley padre, eminente cirujano canario, y salió milagrosamente. Pero con algunas pegas, convertidas en crónicas, los ojos, y dañados el equilibrio y la visión real del espacio. A partir de entonces se ve obligado a hacer la vida de cada día con múltiples limitaciones y obstáculos inevitables. Y forzado a necesitar, ya para siempre, la ayuda de los demás.

LA HERENCIA

A partir de este hecho ya nunca más fue pintor de paredes. Él mismo hablaba de su suerte y explicaba que, así, sus dotes heredados de sus padres -d’enginy, de artista, de sentimiento- se pudieron manifestar como no había podido hacerlo antes, ligado por las obligaciones cotidianas del trabajo. En tal situación, empujado a idear una manera de realizarse con nuevos y originales procedimientos adecuados a sus posibilidades, pudo continuar pintando cuadros y escribiendo versos.

LAS EXPOSICIONES

En 1977 realiza su primera exposición individual y se le otorgan numerosos premios. Entre sus exposiciones cabe destacar la de Homenaje que fue exhibida en la Sala Cultural de la Caja de Madrid de Barcelona, ​​así como las celebradas en la Sala Rusiñol de Sant Cugat donde en 1991 se le dedicó el I volumen de la col colección Homenajes Rusiñol.

LA POESÍA

En el campo literario obtiene, entre otros, la Primera Mención Honorífica en los Juegos Florales de Barcelona de 1981 y en Sant Cugat del Vallès más de una vez la Flor Natural, la Englantina y la Viola, así como alcanzó el título de Maestro en Gay Saber. En 1990 se publica libro vilanos doce elección de poemas, que fue presentado en la Sala Rusiñol.

GRACIA Y MILAGRO

Este es su lema. El resumen y el calificativo que aplica indistintamente a todas las cosas sinceramente buenas y positivas de la tierra. Ahora todo es esencia. Todo luz, color y personalidad. Todo el mundo está por él y la admira y la quiere. Se ha ganado muchos amigos. Y no tiene enemigos. Y cuenta con la estima sincera de sus hijos y de sus nietos maravillosos y esperanzadores.

FALUGA Y MARILYN

No se puede pasar por alto, porque él así lo proclamaba, que tenía todo momento fieles a su lado dos perritas de pelo negro que se han convertido incluso en personajes literarios y pictóricos. La Faluga, LaMarilyn, la hija, que era muy festiva, una piltrafa con largos bigotes y despeinada siempre, con unos ojitos inteligentes y sensitivos y traviesa a la vez. La compañía de ellas le era casi imprescindible.

EL RECONOCIMIENTO

Finalmente, en 1994, la ciudad le galardona como Santcugatenc del año por su trayectoria humana y artística. Murió en Sant Cugat del Vallès, el día 13 de mayo de 1995. Ese mismo año, se publicó El libro azul. Pasaporte a la eternidad. Un año después la Sala Rusiñol publica el libro 10 años de pintura de Francesc Galí y Zeneida Sardà, acompañado de una exposición que recoge la pintura de sus últimos diez años. En 2005, conmemorando el décimo aniversario de su fallecimiento la Sala Rusiñol organiza una Exposición-Homenaje.

LA LUZ QUE LATE EN LA PINTURA DE MIQUEL CABANAS

por Josep M. Cadena

La casualidad y el amor filial han hecho que este 2 de diciembre de 2021, en el que se inaugura en la Sala Rusiñol la exposición retrospectiva y navideña que recuerda la obra del pintor Miquel Cabanas, coincida plenamente, en día y mes, con la fecha que, justamente hace cinco años, significó el inicio de la muestra que conmemoraba el nacimiento de este artista. Entonces se exhibieron un conjunto de cuadros del autor relativos a Sant Cugat y otras temáticas, pero la novedad actualmente es que, a pesar que reencontramos con placer variaciones de algunos de los asuntos vistos entonces, las obras que ahora presentan Ignasi Cabanas -hijo del pintor- y su esposa Victoria, directores de la sala, que cumple treinta y cinco años de existencia, son inéditas al público.

Miquel Cabanas Alibau, nacido en Barcelona (barrio de Sants) el año 1916 vino a Sant Cugat cuando solo tenia seis años de edad, y desde entonces se integró cada vez más en esta ciudad vallesana, que estaba en constante crecimiento. Dotado de espíritu poético – sería Maestro en Gay Saber de los Juegos Florales que celebrava la ya su población-, supo trasladar a la pintura los colores del cielo y la fuerza de la expansión urbanística que experimentaba la localidad. Y eso es lo que persistió en su pintura, junto con muchas otras virtudes estéticas, de lo que son ejemplo los cuadros que ahora se dan a conocer. En la presentación de la exposición dedicada al artista el año 2017 cité unos versos suyos relativos a cómo él entendía la pintura. Los encontré en una recopilación que él mismo tituló El llibre blau, passaport a l’eternitat, editado el año 1995, y los cito de nuevo ya que los considero muy definitorios de su sensibilidad artística: (..) tela de pintar nova, pel bastidor tensada, / ben preparada, / com terra llaurada i adobada / que espera la llavor, / la tela espera de tu, pintor, / la teva pinzellada de color. (tela de pintar nueva, por el bastidor tensada,/ bien preparada,/ como tierra labrada y abonada/ que espera la semilla,/ la tela espera de tí, pintor,/ tu pincelada de color). Esta era su idea y actitud hacia el arte que cultivaba, siempre atento a las luces más representativas de cada lugar y siempre dispuesto a captar el espíritu, el sentimiento y la fuerza de los diferentes paisajes que le cautivaban; y fue su capacidad para captar la savia que circula por debajo de la superficie de las cosas lo que hace que perdure la obra que nos dejó.

La pintura de Miquel Cabanas, recordada en estos tiempos de crisis, incertidumbres y cambios, es una necesaria mirada de esperanza a la luz que palpita en el interior de todos nosotros y de todas las cosas. ¡Feliz Navidad!

ACERTADA MUESTRA DEL ARTE DE MIQUEL CABANAS EN SU CENTENARIO

por Josep M. Cadena

En este 2016 que se cumple el centenario del nacimiento de Miguel Cabanas y Alibau (Barcelona, ​​1916 – Sant Cugat, 1995), la galería Rusiñol, que dirigen Ignacio -hijo del pintor- y su esposa Victoria-, ofrece una exposición de homenaje a este notable artista, en lo que constituye una fina muestra de elegancia espiritual y un pertinente acto de justicia. Titulada El Sant Cugat de Miquel Cabanas, recoge una serie de obras que el autor plástico, nacido en el barcelonés barrio de Sants aunque enteramente integrado en el municipio vallesano desde los seis años de edad, realizó entre 1978 y 1994 captando la ambiente de una población que, plenamente arraigada en su historia, seguía siendo monumental y rural al mismo tiempo, pero que se encaminaba ya hacia un amplio proceso de modernización para adecuarse al gran crecimiento que estaba experimentando Cataluña en el último cuarto del siglo XX.

Miquel Cabanas estimó profundamente Sant Cugat y siempre acertó a encontrar con su pincel los colores del cielo y de las nubes así como la finura del aire que con agradecimiento respiraba, y que inspiraban su poesía pictórica y literaria. A la vez, en ocasiones, no pudo evitar lamentar la celeridad con que se producían los cambios impuestos por el progreso ciudadano en detrimento del paisaje del campo.

El artista fue poeta Maestro en Gay Saber en los Juegos Florales de San Cugat, y son sus versos, recogidos en El libro azul, pasaporte a la eternidad (1995), los que mejor nos cuentan como se enfrentaba a la tela de pintar nueva, por el bastidor tensada, / bien preparada, / como tierra arada y adobada / que espera la semilla, / la tela espera de ti, pintor, / tu pincelada de color. Él pintó cuando aún Sant Cugat era un pueblo campesino / adosado alrededor del Monasterio. / (..) Cuando las viñas gracejo, nunca descuidadas / todas pulidas y arrenglades, / bajaban desde la sierra de Collserola. Y entonces, como ahora, el protagonista de la villa era el monasterio, tesoro artístico románico y gótico juntado, / obra maestra arquitectónica colosal, / magna y antigua herencia de un pasado, / vivo testimonio de una afán humano, alcanzado / y excelentemente formado y conseguido.

Miquel Cabanas, profesor de pintura en la Escuela de Bellas Artes de Sant Cugat y Maestro de Procedimientos Pictóricos de la Escuela Internacional de Pintura Mural Miquel Farré, se implicó fuertemente en la vida social y cultural de su ciudad, lo que motivó que el consistorio lo nombrara Santcugatenc del año 1994 -hay un busto del artista, obra de su hijo Frederic Cabanas y Castells, junto al monasterio-. Fue un justo reconocimiento para quien divulgó Sant Cugat a sus pinturas -las cuales podemos disfrutar gracias a la presente exposición-, una persona que con pleno derecho escribió: Cumplida está nuestra misión: / (..) Ya late tranquilo, gozoso, nuestro corazón. / Nuestro trabajo está terminado! …