BARCELONA, 1958 Nacho Amor

No pinta árboles, ni cielos, ni aguas…. sólo abre con la potencia del blanco la luz de los objetos de la creación.

El gusto por la superficie y la materia, junto con el contraste y claroscuro ha ido perfilando un estilo intimista y absolutamente propio y con carácter.

Nacho Amor desarrolla su primera formación académica en Barcelona. Asiste a la Escuela EINA durante unos años, junto con la formación en la facultad de Geografía e Historia.

En 1979 se instala en Aramengo d’Asti (Italia), centrando su formación en el Laboratorio di Restauro Nicola, permaneciendo en él hasta finales de 1984 y colaborando en la restauración de obras expuestas en diferentes museos y entidades públicas italianas.

Trabaja en obras expuestas en: La Galería Sabauda, Museo Cívico, Museo Egipcio y Palacio Real de la ciudad de Turín. También interviene en las catedrales de Asti, Vercelli, Chieri y Novara, en el recinto Olivetti de Ivrea, en el Palacio Langosto de Casale, en las iglesias de San Pedro de Porto Venere, de la Santa Cruz de Bosco Marengo y en otros museos como el Medieval de la ciudad de Bologna.

En 1985 abre en Barcelona su propio estudio colaborando con la Generalitat de Catalunya, museos y con entidades públicas y privadas.

Se traslada a Valldoreix, Sant Cugat del Vallès, en 1994, en donde reside y tiene su estudio en la actualidad.

Expone su pintura desde 1996 y esta experiencia intensa en la restauración de obras de arte, le permite adentrarse en el mundo de la materia y de las texturas antiguas y modernas, conociendo de primera mano colores y técnicas de diferentes épocas: desde la antigüedad egipcia hasta la contemporaneidad de artistas afamados de todo el mundo, pasando por grandes obras maestras del gótico y renacimiento.

Su contacto directo con todas estas obras ha formado en el artista una experiencia imposible de desligar con su obra actual. El gusto por la superficie y la materia, junto con el contraste y claroscuro ha ido perfilando un estilo intimista y absolutamente propio y con carácter.

En estos años ha expuesto en diferentes galerías tanto nacionales como extranjeras y sus obras se encuentran en diferentes colecciones privadas en Europa, América, África y Oriente Medio.También se pueden ver en algunas entidades como; Palau Solterra-Fundación Vila Casas (Torroella de Montgrí, Girona), Colección Testimoni-Fundació “La Caixa” (Barcelona), Museo del dibujo-Sabiñanigo (Huesca), Universitat Internacional de Catalunya-UIC (Barcelona), Fundación Mainel (Valencia), Harvard Business School-Harvard University (Boston USA ), EMD- École de Management (Marseille, Francia).

NACHO AMOR
por Nuri Peró, Historiadora del Arte y artista

Todos tenemos en nuestras vidas una carga emocional y afectiva que condiciona toda la posible objetividad en nuestros criterios y apreciaciones. Es imposible sustraerte a todo un bagaje personal, familiar, de educación y vivencias que condicionan tanto para bien como para mal. El truco es saber discernir qué es lo que asimilas como propio y qué como ajeno a tu vida, a tus creencias, a tus principios y valores. Así es como Nacho Amor se construye: en un profundísimo misticismo en la Creación.

Nacho Amor, ya en su juventud, hundía sus manos en la materia, los colores, las texturas, la antigüedad, la historia. Y desde las colinas de Aramengo d’Asti empezó a entablar un dialogo sutil, profundo, casi ignorado por él, entre éstos y la obra del Creador. Todo iba tomando cuerpo en su mente sin darse cuenta de estar interpretando en su mirada, en sus oídos y en sus manos una imagen que iría poco a poco conformando su obra. Perennemente insatisfecho, cada obra nunca concluye en sí misma; cada obra se extiende y evoca todas las que le suceden y arrancan de las que le preceden.  Él se esconde en su propia intimidad y elabora infinidad de “tomas” como si de micro cuadros se tratase, sin ni siquiera tocar el pincel.  Y se va liberando de esos espacios guardados en su mente y corazón, y los va plasmando sin prisa, suavemente. El Arte de hacer arte para él, resulta una responsabilidad que cae en unas manos que necesitan interpretar pero que se sienten pequeñas, minúsculas, incluso indignas.

Nacho Amor no hace ruido y arrastra sutilmente con su pincel una superficie para que ésta acabe clamando y explotando en intensas manchas de luz y sombra. Es el borde en sí mismo. Es la ruptura, la discordia, la quiebra, la brusca realidad de la existencia, lo que transforma ese pensamiento en el claroscuro de la naturaleza. No pinta árboles, ni cielos, ni aguas…. sólo abre con la potencia del blanco la luz de los objetos de la creación.

Consejo: No mires… escucha porque son segundos eternos que saben llenar, salir y entrar, como si la luz y la sombra te susurrasen. No mires, escucha cómo explota el blanco entre los árboles, que baila en el cielo formando inmensidad. Blanco que silba en el agua y juega con la arena y el cielo, y se revuelca con crestas que forman música.

“Entras en un encuentro de armonía y equilibrio, buscando dar paz a tus anhelos y rescatando una realidad siempre presente.

Te silba en los oídos esta brisa salada y te silba la altura y te emociona la profundidad, la fuerza te empapa…. el silencio; tanto donde muchos son, como donde no habita sino el mundo.

Verdad que sobrepasa todo concepto y permite en tus manos este dulce consuelo lleno de vida, intenso, cada uno de ellos parados en segundos de eternidad; cada uno distinto, único y todos uno: todos, la verdad.”

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