Inauguración de Ulpiano Carrasco (18 marzo 2011)

Es la primera vez que tenemos el honor de contar con Ulpiano Carrasco (“Símbolos”) en la Sala Rusiñol, y también en el mismo Sant Cugat. “Conocí la pintura a los 6 años. Pensé y les dije a mis compañeros de clase que eso sería lo mío. Era un sueño inalcanzable, pero el caso es que me estoy acercando a los 50, he formado una familia, sigo pintando y voy a seguir haciéndolo. Ha sido y será la pasión de mi vida”.

Ignasi Cabanas: “El primer contacto con Ulpiano fue a través de un socio de la galería, Josep M. Balanyà. Estábamos en su casa, preciosa, llena de arte, y vimos un cuadro de Ulpiano, nos quedamos sorprendidos por la fuerza de su color y originalidad del trazo. En tono amistoso nuestro amigo nos dijo: –Deberíais llevarlo a la galería, tiene una obra preciosa. –Pues bien, aquí está!”.

Josep M. Cadena: “Soy un viejo conocido del pintor. Vi su obra por primera vez en la Galería Comas y me sentí captado por la fuerza que expresaba a través del color. ¡La fuerza de los campos que comienzan a germinar! Por eso, cuando me encontré delante de los cuadros que pintaba Ulpiano Carrasco, me entró el convencimiento de que me encontraba delante del más exacto y moderno intérprete plástico de su tierra. Él era de Cuenca; y la mejor Cuenca, –la más plena y rica– se encontraba en sus paisajes”.

Ulpiano es un gran admirador de su tierra natal, Cuenca, en la que todavía vive, fuente de inspiración de la gran mayoría de sus obras. Incluso cuando plasmó nueva York logró integrar la mayor ciudad cosmopolita con su amada tierra. “Creo que ha sido fundamental hacer una simbiosis entre el paisaje de mi Cuenca y Nueva York. Lo que me aportó mi tierra lo he conseguido trasladar a las ciudades”.

Tiempo para las preguntas: “¿Alguna experiencia sobre Manhattan?”. Su curiosa repuesta: “En un principió, me pareció imposible abordarla pictóricamente: quería hacer una nueva York alegre, positiva, hedonista… Al volver de la gran ciudad, de alguna manera me sentí impotente por no poder pintarla… ¡hasta que volví a vivirla, pintada en mi mente de una forma casi pictográfica! Fue difícil, pero ahora corre por mis venas como parte de mí mismo”.