BARCELONA, 1971 Tatiana Blanqué
Se interroga sobre qué esconden los árboles en un ejercicio que busca ir más allá de las apariencias para captar la esencialidad de la realidad.
Capta a la perfección el ambiente de las zonas boscosas, de las que nos hace admirar el valor de la belleza y la virtud del equilibrio.
SOBRE MI
por Tatiana Blanqué
Soy descendiente de una familia ampliamente relacionada con el mundo de la moda, la fotografía y el diseño, en la que cultivé mis primeras pasiones por la pintura y el arte.
Mi abuela paterna, fue fotógrafa en la Barcelona de principios del siglo XX y mi abuelo materno viajó a Estados Unidos para así poder importar el prêt-à- porter a España. Así que, supongo que toda su historia y su pasión por la creatividad hicieron que se convirtiera en mí, en una necesidad plástica.
La búsqueda de la “razón de ser” queda reflejada en cada una de las colecciones que he ido realizando. Mi necesidad por encontrar siempre una salida y mi persistencia en entender como nuestro entorno puede afectarnos tan directamente y nosotros a él, ha sido y sigue siendo mi “life motive”.
Quiero encontrar la autenticidad en nuestra realidad, sea la que sea, me gusta cómo y de qué manera se refleja la gente en los espejos y como su propia sombra delimita su razón de ser. Como nos duplicamos y nos encerramos en escenografías escogidas, a veces, por nosotros mismos. Necesito recoger pequeños pedazos de realidad y encerrarlos en espacios geométricamente perfectos para así poder disfrutarlos y controlarlos.
Es en este momento que la naturaleza, que forma parte directa de mi vida, me ofrece la posibilidad de adentrarme en mis pensamientos. Su pureza, su auténtica desnudez, su capacidad de convivencia, su orden desordenado, su “semiruidoso” silencio, la sensación de solitud recogida, su luz, sus sombras…. Todo interpretado sobre espacios blancos atemporales donde solo se explica lo que uno quiera leer. Escenografías personales, auténticas, traslúcidas, silenciosas, mías y tuyas.
Después de mi paso por la Universidad de bellas artes, mi periplo artístico se centra en la presencia internacional con exposiciones en Roma, Nueva York, Amsterdam, París, Andorra, así como en Barcelona, Gerona, Granollers, Sant Cugat, Pamplona, Bilbao y Madrid.
Mi gusto por la escritura me permitió dedicar 4 años de mi vida a la crítica artística en un periódico local, así como a la formación en “Motivación Creativa” para empresas.
Ahora dedico mi tiempo a la pintura y el volumen, a las exposiciones y a las ferias de arte, así como a mis sesiones de Formación Creativa a Empresas, Comisariados y todo lo que tenga que ver con la comunicación artístico-plástica.
Deseo que la pasión por mi búsqueda creativa con todo su contenido y concepto pueda llegar a ser parte de todos vosotros.
EL BOSQUE ARTÍSTICO DE TATIANA BLANQUÉ
por Josep M. Cadena
Tatiana Blanqué deja atrás el ruido ensordecedor de la ciudad que no concede ningún respiro para la necesaria reflexión que nos puede dar las respuestas a las muchas preguntas que nos hacemos y se adentra en los oasis de paz de los parajes naturales donde el rumor de las hojas no interfiere sino que mece los pensamientos más profundos.
Los árboles extienden el paraguas de sus ramas para cobijarnos de las muchas inclemencias que nos acechan, y la verticalidad de sus troncos nos recuerdan que nuestros orígenes se adentran en la profundidad de la tierra pero que nuestros anhelos miran carentes hacia el cielo. Las cortezas a menudo presentan cortes que son como las heridas que atacan la piel y más adentro, pero el tiempo acabará por aplicar el ungüento reparador. Los verdes, los dorados y los blancos señalan el paso de las estaciones y el continuo recomenzar del ciclo.
La pintora se interroga sobre qué esconden los árboles en un ejercicio que busca ir más allá de las apariencias para captar la esencialidad de la realidad. Sus telas muestran copas arboladas que se articulan en magníficas cúpulas arquitectónicas y hojas que se conforman alrededor de tallos que desarrollan simetrías perfectas, e invitan a meditar sobre la lógica que hay detrás de todo ello. La naturaleza, que ofrece una autenticidad mayor que la civilización que es obra del ser humano, es el espacio idóneo para librarse de la superficialidad y concentrarse en la transcendentalidad.
Tatiana Blanqué, por medio de unas obras serias y delicadas, ejecutadas con pleno dominio del trazo y de la composición colorista, capta a la perfección el ambiente de las zonas boscosas, de las que nos hace admirar el valor de la belleza y la virtud del equilibrio.