VIC, 1935 – 2022 Brugalla

Sus bodegones y naturalezas muertas muestran una poética fundamentada en el color y en unas formas totalmente contemporáneas.

En la obra de Brugalla aprecia un sólido profundización en las diferentes técnicas de la pintura que se reflejan en sus acuarelas, o bien en las series que, en diferentes técnicas, buscan la abstracción inherente a objetos reales.

BIOGRAFÍA

Nació en Vic en 1935. Formó parte del grupo de vanguardia ‘Los ocho’ y su obra fue seleccionada para la Bienal Hispano Americana de Arte y también expoasr el Salón de Octubre de Barcelona. Hizo cursos de dibujo en el Círculo Artístico de Sant Lluc y, durante tres años, también hizo cursos en Italia. A lo largo de su trayectoria ha participado en diferentes muestras y en el análisis de su obra se aprecia un sólido profundización en las diferentes técnicas de la pintura que se reflejan en sus acreditadas acuarelas o bien en su pintura sobre tabla en la que se pueden ver bodegones y las naturalezas muertas, que muestran una poética fundamentada en el color y en unas formas totalmente contemporáneas. Ha expuesto en Vic, Sant Cugat, Barcelona, ​​Sitges, Girona, Reus, Valladolid, Madrid así como en países como Suiza, Francia, Alemania y Bélgica.

JOSEP BRUGALLA Y EL GOZO DE LA SABOR QUE QUEDA DE LA FRUTA

por Josep M. Cadena

Con sus bodegones, Josep Brugalla (Vic 1935) ha encontrado la manera de comunicarnos la sabor permanente que queda de las frutas que un día comimos como si fueran recién cogidas de los árboles y que vuelven a nuestros labios como una satisfacción pura y permanente. Él es un pintor experimental, que ya ha dado muestras muy significativas de su dedicación a la Naturaleza como una referencia muy notable sobre lo que es el ser humano en relación con su entorno. Pero ahora ha dado un importante paso hacia el interior del pensamiento que queda, fruto, al igual que su iconografía, de la meditación y de la síntesis sobre lo que hay que explicar en relación a la trascendencia de lo que nos rodea.

Los cuencos con frutas de Josep Brugalla expresan la riqueza de la vida en su conjunto, en la armonía de las cosas que pertenecen al mundo vegetal y que, con las características propias de cada elemento -magranes, ciruelas, peras … – defienden la propia identidad sin dejar, sin embargo, de colaborar en un proyecto común donde la capacidad de la mente humana actúa como aglutinador. Cada elemento vital ha nacido y se ha desarrollado para ser él mismo y para distinguirse de los demás por sus propias e irrenunciables características. Y hemos sido nosotros los que los hemos juntado de una manera aparentemente accidental, pero en realidad, y la mayoría de las veces sin llegar a saberlo, para la compensación entre formas y colores que llevan a unos conjuntos en los que los cuencos que las crean, obra de la observación y del ingenio artesano que supo sintetizar lo que son dos manos juntas que forman la taza, el plato y la bandeja, así como los demás elementos de la cerámica que, en origen, fueron los dedos que recogían y los brazos que cogían las ofrendas.

Sin dejar nunca de ser manifestaciones gozosas de la existencia y de los día a día que vamos levantando, como personas con actividades diversas, encuentro que en los bodegones con frutas de Josep Brugalla se aprecian los elementos propios de la permanencia del pensamiento , de los conceptos, de la regla de oro de la trascendencia de lo que queda como norma de actuación en relación a la destrucción insoslayable de la materia. Todo pasa, pero también todo queda si sabemos encontrar el sentido de que hay de superior existencia en cada chispa de vida. Toda persona puede conseguir su y no debe exigir más de lo que, mirando siempre adelante y yendo a su propio paso, sin angustias sino con alegría interior, pueda realizar. Lo debe encontrar -todos debemos hacerlo en el gran cuenco que es la sociedad, a la manera de cómo lo hacen las frutas en los bodegones de José Brugalla.

Exposiciones